El tocado femenino
en la Edad Media
El artículo que nos toca esta semana versa sobre la indumentaria femenina en la Edad Media, centrándonos hoy de manera particular en el tocado femenino de la mujer cristiana. En posteriores artículos trataremos el tocado de la mujer musulmana y de la mujer judía.
A modo de introducción debemos de saber que en la Edad Media la manera de llevar la vestimenta era un símbolo, este iba mucho más lejos que el de conocer la condición social de cada cuál, para muchos fundamentalmente marcaba la edad, el «estado civil», la procedencia geográfica y por supuesto a la religión a la que se pertenecía. Por supuesto, la estética del vestir fue evolucionando a lo largo de la Edad Media y sin duda las diferentes culturas y religiones se influenciaron las unas a las otras, siendo el escenario de la Península Ibérica un perfecto ejemplo en el que circularon muchas influencias «fashionistas» debido a la concentración de culturas en la misma. Para estudios como el presente, los investigadores actuales se están centrando particularmente en el campo de la arqueología, en el terreno iconográfico y por otro lado en la revisión de fuentes cronísticas y fuentes literarias.
De la mujer cristiana destacamos en primer orden el prendedero. El prendedero podría considerarse una prenda marginal, ya que era una tira de tela que medía menos de una palmada de ancho aproximadamente, esta rodeaba la parte superior de la cabeza, por encima o por debajo de las tocas y su función principal era la de sujetar estas.
Una prenda que por excelencia fue el símbolo de la joven doncella fue la cinta para el pelo, estas acostumbraban a ser de colores vivos y en muchos casos podían estar elaboradas con flores o con ricos bordados.
El prendedor ya anunciado, fundamentalmente estaba encargado de sostener la barbeta, el barboquejo, y la gorguera. Sobre estos tocados las damas pertenecientes a la realeza solían llevar sus coronas, dependiendo también estas del estatus de la dama.
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La barbeta consistía en una pieza de tela, de mayor o menor anchura, que iba ajustada por debajo de la barbilla, llenando así el espacio que quedaba entre los bordes del velo o toca abierta.
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El borquejo era muy similar a la barbeta, con la excepción de que esta era mucho más fina que la barbeta, esta similitud suele provocar cierta confusión al ojo actual.
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La gorguera también tiene similitud con la barbeta, pero esta era de mayor amplitud, cubriendo completamente el cuello, parte de la cara y los hombros.
Podemos considerar a la cofia una herencia directa de la indumentaria del medioevo, ya que en la actualidad esta prenda es de uso frecuente por los recién nacidos y por los infantes. Esta prenda fue utilizada por los dos sexos a lo largo de la Edad Media y su finalidad era del todo práctica, de ahí el que fuese utilizada por ambos sexos y por gentes de toda edad, la función elemental de la cofia era la de recoger el pelo de su portador, ayudando de esta manera a realizar las faenas diarias. Esta prenda estaba compuesta por dos paños sujetos por un lazo o tira pero debido a su uso generalizado fueron muchos los tipos de cofias que existieron: cofias con tela tupida, cofias de red, albanega, crespinas.
Por otro lado encontramos las vistas como simples tocas o velos, sí se les prefiere llamar así. Los velos o tocas fueron utilizados a lo largo de la Edad Media por todas las clases sociales, ya que todas las mujeres (con la excepción de la joven doncella) debían ir cubiertas, fundamentalmente por cuestión de respeto. Al ser una prenda utilizada por el conjunto de la población femenina, esta fue confeccionada de diferentes estéticas, llegando a ser una prenda lujosa y de confección complicada, marcando ésta el estatus social de su portadora. La toca podía llevarse de diferentes maneras, por un lado tenemos la toca semicircular, la toca rectangular y la toca turbante.
No podemos olvidarnos de las toquinegradas, es decir las tocas negras que fueron utilizadas por las mujeres religiosas. Estas últimas también podían ser utilizadas por las mujeres como señal de luto, sin embargo debemos de destacar que el negro no fue el único color del duelo en la Edad Media, ya que por ejemplo el color blanco también fue muy utilizado como vestimenta de duelo, además el color y la manera de vestirse para el periodo del duelo estaba muy marcada por límites geográficos.
Los sombreros y los capirotes también fueron utilizados por las féminas medievales. Los sombreros eran semejantes a los actuales, no tenían alas muy grandes y estaban sujetos alrededor del cuello por una cinta. Los capirotes o chapirones fueron utilizados por los campesinos del altomedioevo pero su uso se generalizo entre ambos géneros de la alta sociedad a partir de la plenitud medieval, siendo una prenda ideal para realizar grandes viajes o desplazamientos, ya que esta consistía en una tela en la que cubría toda la cabeza, cuello y espalda, dejando solo parte del rostro al descubierto, terminando sobresaliendo un trozo de tela picuda o rectangular sobre la parte superior de la cabeza.
Hemos dejado para el último lugar una pieza muy especial, el bonete. Era una especie de gorro que cubría la parte superior de la cabeza y fue una prenda utilizada sin distinción de clases. Este consistía en una superficie cilíndrica y dura que se colocaba sobre la cabeza y se anudaba con una cinta o barbeta alrededor del cuello, como es natural, las mujeres pudientes los llevaban forrados con lujosos tejidos, mientras que las que menos pudientes forraba sus bonetes con tejidos ordinarios. Descendiente del bonete, en Castilla se extendió a partir del siglo trece la moda del tocado alto.
Habiendo sido este el primero de los artículos dedicados a la vestimenta femenina medieval -en artículos posteriores entraremos dentro del mundo del tocado de la mujer musulmana, como también dentro del tocado femenino de la mujer judía-. Finalizamos aquí nuestro artículo dedicado al tocado de la mujer cristiana, con el cuál, hemos podido comprobar que no es poco lo que la moda actual debe al mundo medieval.
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Dedicado a todas las féminas medievales.
[1] Edición de Jesús Cañas.: Libro de Alexandre, Cátedra, 2013, p.218
Bibliografía:
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-LAVER, JAMES.: Breve Historia del traje y la moda. Madrid, Ensayos Arte Cátedra, Madrid, 2000.
-MENÉNDEZ PIDAL, G. y BERNIS, C.: "Las Cantigas. La vida en el siglo XIII según las representaciones iconográficas (II), Traje, aderezo, afeites", en Cuadernos de la Alambra nº 15-17, 1979-1981, págs. 89-154.
-SIGÜENZA PELARDA, CRISTINA: "La moda femenina a finales de la Edad Media, Espejo de sensibilidad; Costumbres indumentarias de las mujeres a través de las artes plásticas del gótico en la Rioja, en Berceo, nº 147, Logroño 2004, págs. 229-252.
"La moda en el vestir en la pintura gótica", en: IGLESIA DUARTE, Ignacio de la, (coord.): VIII Semana de Estudios Medievales. La vida cotidiana en la Edad Media. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1998, págs. 353-368.
-VIOLLET-LE-DUC VIOLLET-LE-DUC, E.: Dictionnaire raisonné du mobilier français: de l’époque carlovingienne à la Renaissance. Tome III: Le Costume médiéval. Paris, Librairie Centrale d’Architecture, Ancienne Maison Morel; editions Heimdal, 2004 (primera edición: 1872).